El BMX (Bicycle Motocross) nació a finales de la década de 1960 y principios de los 70 en el sur de California, Estados Unidos. Allí, numerosos jóvenes que admiraban las carreras de motocross, pero no tenían acceso a una motocicleta, comenzaron a imitar ese deporte utilizando bicicletas modificadas. Convirtiendo los terrenos baldíos en improvisados circuitos con saltos y peraltes, sentaron las bases de lo que sería más tarde un deporte con identidad propia.

Rápidamente, el BMX se fue extendiendo por otros estados y, casi al mismo tiempo, al resto del mundo. En 1977 se fundó la Asociación Americana de Bicicletas (ABA, por sus siglas en inglés) para regular las carreras y unificar criterios. Ese mismo año surgiría también la National Bicycle League (NBL), que ayudó a establecer campeonatos y circuitos oficiales, lo cual atrajo a un creciente número de participantes y aficionados.

ORÍGENES DEL BMX FREESTYLE 

El BMX Freestyle tiene sus raíces en la década de 1970, cuando los jóvenes aficionados al motocross comenzaron a imitar movimientos y trucos de las motos en bicicletas modificadas. Estas primeras bicicletas se adaptaron para resistir la exigencia de maniobras más arriesgadas, utilizando cuadros más resistentes y ruedas de mayor durabilidad. El terreno de juego se encontraba en las mismas calles y terrenos baldíos donde los niños construían rampas improvisadas que les permitían experimentar saltos y acrobacias.

Paralelo al desarrollo de carreras de BMX (Bicycle Motocross), que ya gozaban de cierto reconocimiento, la modalidad Freestyle se fue separando y adquiriendo su propia personalidad. El epicentro de esta cultura fue California, Estados Unidos, debido al clima propicio que permitía practicar al aire libre durante todo el año. Además, la cercanía con el mundo del skateboarding influyó en la evolución de las maniobras y en la construcción de los primeros skateparks, que los ciclistas de BMX comenzaron a aprovechar.

Bob Haro, conocido como “el padre del Freestyle BMX”, jugó un papel crucial en el crecimiento de la disciplina. A finales de los años 70 y principios de los 80, Haro diseñó bicicletas específicas y demostró que el BMX no solo consistía en carreras, sino también en trucos espectaculares. Sus exhibiciones en eventos de motocross y ferias industriales llamaron la atención de patrocinadores y medios, impulsando la popularidad del deporte.

En la década de 1980, comenzaron a surgir revistas especializadas y equipos de demostración de BMX Freestyle. Estas giras de exhibición llevaban a los mejores riders a recorrer distintas ciudades y estados, presentando el deporte en concursos y espectáculos. Fue durante esta época que aparecieron trucos emblemáticos como el “rock walk” y el “end-o”, mostrando la creatividad de los ciclistas y enganchando a jóvenes de todo el mundo.

El origen del BMX Freestyle también se vio impulsado por marcas que vieron un mercado en expansión. Compañías como Haro, GT y Redline comenzaron a producir bicicletas y componentes diseñados específicamente para esta modalidad, generando una identificación profunda con el espíritu rebelde y callejero del deporte. Así, desde sus inicios, el BMX Freestyle encontró un espacio propio, distinto a las carreras de BMX tradicionales, con una estética y cultura muy arraigadas.

DESARROLLO PROFESIONAL Y GLOBALIZACIÓN DEL DEPORTE 

Durante los años 80 y 90, el Freestyle evolucionó en distintas modalidades: vert, flatland, street, park y dirt. Cada una ofrecía condiciones y retos diferentes. Los circuitos internacionales comenzaron a formarse, y se organizaron competencias de mayor escala, con patrocinadores globales que invertían en premios y en la promoción de eventos. Esta diversificación llevó a una profesionalización gradual del deporte.

El crecimiento de eventos como los X Games, organizados por ESPN a partir de 1995, dio una enorme visibilidad al BMX Freestyle. La inclusión de disciplinas como vert, street y dirt en un escenario televisado internacionalmente atrajo la atención de millones de espectadores, consolidando a figuras como Dave Mirra y Ryan Nyquist. Así, el Freestyle se convirtió en un espectáculo de alto nivel, con atletas dedicados de tiempo completo.

La aparición de patrocinios de marcas de ropa, refrescos, cámaras deportivas y fabricantes de bicicletas fortaleció el circuito profesional. Riders de Europa, Asia y Latinoamérica emergieron con fuerza, llevando el deporte a nuevos territorios y organizando competencias locales e internacionales. De este modo, el carácter global se evidenció con la creación de campeonatos continentales y mundiales bajo la supervisión de diferentes organismos.

Con la globalización, la tecnología jugó un papel fundamental: la difusión de videos en internet, primero en sitios especializados y luego en redes sociales, permitió compartir trucos, consejos e innovación. Esto impulsó un crecimiento exponencial y generó una comunidad virtual donde los riders intercambiaban conocimientos, independientemente de su ubicación geográfica.

La Unión Ciclista Internacional (UCI) finalmente reconoció la importancia del Freestyle y, a inicios de la década de 2000, empezó a regular competencias y rankings oficiales. Con ello, el BMX Freestyle dejó de ser percibido únicamente como un deporte callejero y pasó a ser una disciplina más dentro del panorama del ciclismo global, abriendo las puertas a patrocinios institucionales y fomentando la formación de jóvenes talentos.

HISTORIA OLÍMPICA DEL BMX FREESTYLE 

El camino hacia la inclusión olímpica del BMX Freestyle empezó con la evolución de las disciplinas de ciclismo en los Juegos. El BMX Racing fue la primera modalidad de BMX en ser incorporada al programa olímpico en Beijing 2008. Sin embargo, la espectacularidad del Freestyle y el creciente interés de la juventud hicieron que el Comité Olímpico Internacional (COI) considerara a esta modalidad para ediciones futuras.

En 2017, el COI y la UCI anunciaron la inclusión oficial del BMX Freestyle Park en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Esta noticia marcó un hito histórico para el deporte, ya que validaba décadas de esfuerzo por profesionalizar la disciplina. La idea era atraer a un público más joven y diversificar la oferta de deportes urbanos dentro de la justa veraniega.

Con la pandemia de COVID-19 y el aplazamiento de Tokio 2020 a 2021, hubo incertidumbre sobre cómo se realizarían las competencias. Sin embargo, el debut del BMX Freestyle fue todo un éxito en términos de audiencia y espectáculo, con riders mostrando trucos nunca antes vistos y generando emoción en fanáticos alrededor del mundo. Se coronaron los primeros medallistas olímpicos de la historia en esta disciplina, confirmando su lugar en la élite del deporte.

Para los Juegos Olímpicos de París 2024, el BMX Freestyle se mantiene dentro del programa, reflejando la apuesta del COI por los deportes de acción y su interés en capturar el dinamismo urbano. Se espera que la infraestructura y la cobertura mediática contribuyan a posicionar aún más esta disciplina, mostrando a una nueva generación de ciclistas que buscan superarse con trucos cada vez más innovadores.

Con la mirada puesta en Los Ángeles 2028, la comunidad del BMX Freestyle anticipa un evento aún más grande, considerando la gran influencia cultural del sur de California en los deportes de acción. La expectativa es que la disciplina incorpore nuevas tecnologías de transmisión y escenarios espectaculares, logrando que el BMX Freestyle continúe su evolución como uno de los espectáculos más vibrantes en el programa olímpico.